Todos tenemos una sombra.
Que nos acecha.
Que nos juzga.
Que interrumpe nuestra tranquilidad.
Que nos hace más débiles o más fuertes.
Todos tenemos una sombra.
Que podemos vislumbrar en la penumbra.
Que huele a rabia.
Que se siente en el cuerpo, que sabe a sal y que se escucha en el silencio.
Pero, todos tenemos una sombra.
Con silueta de ellos, de algo o de uno mismo.
A veces solo tiene ojos, o solo tiene boca. No puedo verla pero se siente su presencia.
Tu padre y tu madre. Los amigos. Los fuertes, los tontos. ¡Todos!
Se ha reído de ti, de mi. En ocasiones, o constantemente.
Y cuando creo que ya me ignora, regresa.
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